Haití: grave peligro para la integridad territorial y soberanía plena de RD
Por Orión Mejía
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Desde su emancipación en 1804, Haití vive bajo un régimen económico de subsistencia derivado de la abolición de la esclavitud y porque sus regímenes no han logrado ni mínimamente mantener su antigua condición de territorio francés de ultramar más rico del mundo.
Toussaint Louverture, líder de la guerra emancipadora haitiana, fue un genio militar que supo lidiar con los ejércitos imperiales de Inglaterra, España y Francia que literalmente humillaron al general Napoleón Bonaparte al frustrar su intención de instalar un imperio colonial en las Américas.
Louverture murió en una ergástula francesa a la que fue trasladado tras su encarcelamiento en su finca tras acordar con el ejército francés que se respetara su rango y su vida, lo que no fue cumplido por el gobierno francés.
Esa revolución produjo también la matanza o expulsión de toda la población blanca y una cruenta represión contra los mulatos, de modo que ese conglomerado, originado en migraciones irregulares en la parte occidental de la Isla de Santo Domingo, quedó integrado por negros libertos.
Durante 218 años, la historia de Haití se ha matizado con montoneras, dictaduras, invasiones y ocupaciones, sin que su economía se acerque siquiera a las condiciones precapitalistas, lo que equivale a decir que la gran mayoría de ese pueblo ha vivido antes y después en condiciones de miseria y exclusión social y política.
Ese es el Haití que hoy sufre el abandono de las grandes metrópolis, entre ellas Francia, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) debe mucho al sudor de millones de esclavos africanos en sus colonias azucareras, o Estados Unidos que ocupó ese territorio insular durante muchos años, además de apadrinar, como también hizo en la zona este de la isla, a Turanias sin ejemplo.
Casi 12 millones de haitianos viven en la pobreza en un territorio desolado, huérfano de estándares mínimos de salud, alimentación, educación, vivienda, transporte, seguridad, y en medio de una anarquía institucional, política y social, que expresa su deterioro a través de bandas armadas. Controlan casi todo el territorio.
Por el drama descrito, pero sobre todo por el abandono al que está sometido, Haití representa hoy un grave peligro para la integridad territorial y la plena soberanía de la República Dominicana, porque millones de haitianos no tendrán otro lugar donde cobijarse.
No se trata de odios étnicos o discriminaciones raciales, económicas o sociales, sino de una justa preocupación dada la evidente intención de las grandes metrópolis de obligar a la República Dominicana a desempeñar el papel de reservorio de una previsible explosión migratoria haitiana.