Por Daygorod Fabián Sánchez
Siempre y cuando los criterios ideológicos se ausenten, la actividad partidaria se ciñe sobre la base del dinero o sobre los niveles de amiguismo.
Desde el poder y su ceguera esto no se vislumbra y parece que todo lo que se hace es correcto, sin embargo, los procesos electorales y sus facturas demuestran lo contrario.
Los tecnócratas y allegados a los gobiernos terminan ocupando posiciones que merecían los carpinteros electorales y los organizadores de las victorias.
Claro, en muchas posiciones es menester que quienes las ocupen sean los tecnócratas y hasta los amigos y allegados al amo de turno (presidente), sin embargo en años electorales y donde se requiere una mayor conexión gobierno partido lo ideal es que en esas posiciones esté ubicado un político y profesional.
Lamentablemente el proceso de degradación de la política ha traído consigo un nivel elevado de desencanto, para los ingenuos, que depositan su fe (a través del voto) en un proyecto del cual se sienten parte y en donde terminan cobrando otros el premio que les correspondía.
Lo dicho con anterioridad sirve de plataforma argumentar para, desde mi punto de vista, referir que con sus virtudes y defectos un Guido Gómez en el gobierno suma más que un Roberto Salcedo.
Si bien es cierto el joven Salcedo tiene todo el derecho de ocupar un posición de alcurnia en el gobierno, también es cierto que Guido tiene mayores de niveles de conexión con la ciudadanía y con el PRM.
Aunque esa posición sé que Guido no la aceptaría, pero por decoro debió hace tiempo buscar las vías par que tenga un espacio de participación en el gobierno y acercar más el gobierno al partido PRM.
