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Biden anuncia nuevas medidas de control de armas

El dolor sigue siendo sofocante, la ira sigue siendo visceral, dijo el presidente Joe Biden el martes en esta comunidad suburbana de Los Ángeles donde un hombre armado irrumpió en un salón de baile y mató a 11 personas en enero.

El mandatario anunció nuevas medidas federales para frenar la violencia con armas de fuego, pero declaró emocionado que debe haber más.

“Hay que hacer algo. Algo grande”, imploró.

“Estoy decidido a prohibir las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad”, les dijo Biden a las familias de algunas de las víctimas que estaban presentes para su discurso, junto con el joven de 26 años que forcejeó con el agresor para quitarle la pistola semiautomática.

La retórica de Biden sobre las armas se ha hecho cada vez más firme —suele pedir la prohibición de las armas de asalto— al impulsar una plataforma de control de armas aún más dura que durante el gobierno del expresidente Barack Obama, cuando Biden era vicepresidente. Se ha sentido alentado por los resultados de las elecciones de mitad de mandato, en las que su discurso habitual sobre el control de armas no se tradujo en grandes pérdidas para los demócratas, y se prevé que continúe abogando por fuertes cambios en un momento en que posiblemente se postule a la reelección en 2024, dicen sus asesores.

“Hoy recordamos y estamos de luto”, dijo Biden en Monterey Park. “Pero hoy estoy aquí con ustedes para hacer algo al respecto”.

El presidente dijo a la multitud que había firmado una orden ejecutiva destinada a endurecer los controles de antecedentes para la compra de armas, promover un almacenamiento más seguro de las armas de fuego y garantizar que las agencias policiales obtengan más a partir de una ley bipartidista de control de armas promulgada el verano pasado.

Pero Biden sólo tiene un poder limitado para ir más allá de esa ley que se aprobó tras la matanza de 10 clientes en una tienda de comestibles de Buffalo, Nueva York, y de 19 estudiantes y dos profesoras en una escuela primaria de Uvalde, Texas.

Su medida del martes no cambia la política del gobierno. Más bien, instruye a las agencias federales que garanticen el cumplimiento de las leyes y procedimientos existentes, una característica típica de las órdenes ejecutivas emitidas por los presidentes cuando se enfrentan a los límites de su propio poder para actuar sin la cooperación del Congreso.

“Seamos claros, nada de esto exime al Congreso de la responsabilidad de actuar para aprobar la comprobación universal de antecedentes, para eliminar la inmunidad de los fabricantes de armas a la rendición de cuentas”, dijo Biden.

Valiéndose de las emociones para presionar al Congreso con el fin de que actúe, detalló las vidas de las víctimas de Monterey Park: El director de un salón de baile que acompañaba a los clientes a sus coches después de las clases. Un aventurero listo para su próximo viaje al extranjero. Un abuelo abnegado.

Biden, cuya propia familiaridad con el duelo es bien conocida —su hija pequeña y su esposa murieron en un accidente automovilístico en la década de 1970, y más tarde su hijo adulto falleció de cáncer_, se refirió a las cosas cotidianas que, según él, duelen tanto una vez pasado el impacto inicial; la forma en que un armario sigue oliendo a un ser querido, el sonido de una risa, la curva de una sonrisa.

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