Opinión

REFLEXIONES ATREVIDAS #32 La tormenta perfecta (reflexiones al presidente Abinader de un amigo opositor)

Por José Francisco Peña Guaba

Presidente, se me hace impostergable la necesidad de dirigirme a usted, y concomitantemente a todos sus altos funcionarios, a los fines de exponerles mis puntos de vistas sobre la peligrosa situación que se cierne sobre los cielos dominicanos, coyuntura que puede presentar atisbos desestabilizadores del orden democrático, y que de no ponérsele atención, produciría lo que aquí llamaré como “la tormenta perfecta”.

Creo en la democracia, desde el FOPPPREDOM hemos abogado por la unidad de los partidos por encima de las diferencias, para la construcción de la necesaria gobernabilidad, es por eso que hemos apoyado todas las iniciativas presidenciales tendientes a buscar consensos en temas de nación, de manera entusiasta hemos respaldado todo los planteamientos de su gobierno que buscan resolver los problemas ancestrales que acogotan a las mayoría del pueblo dominicano.

No soy pesimista ni mucho menos deseo ser portavoz de malas noticias, pero sin vocación alguna de sustituir a las pitonisas en su poder de adivinar el futuro, solo hago abstracción de todos los elementos que en curso irían confirmando la confluencia de una serie fortuita de eventos, que a menudo resultan catastróficos, por lo que hipotéticamente podemos decir que estamos a las puertas de posibles escenarios de desastres.

Aunque el término “tormenta perfecta” tiene su origen en fenómenos meteorológicos, pero cuando llevamos este término al campo de la política, esto se refiere a inesperados e impactantes eventos que de no atenderse, pueden devenir en un peligroso caos, en un devastador huracán, que haga colapsar el sistema democrático de esta nación.

En el mundo de hoy contamos con las herramientas técnicas para predecir las posibles infaustas situaciones, analizando de manera realista y descarnada los problemas que se presentan, y que el Gobierno del Cambio debe evitar confluyan simultáneamente y que surja en un momento álgido de las esperadas protestas sociales, producto de la megacrisis en qué estamos viviendo y que pueda poner en peligro el orden constitucional.

El síndrome de Hubris se ha apoderado del alto funcionarato público, y han perdido en gran parte la capacidad de ver que el mundo se les está moviendo entre los pies, y no notan diferencia alguna, porque ese estado efímero de bienestar les impide observar las cosas como lo ven y lo sienten los demás mortales, ya que la poltrona del Olimpo palaciego, no les deja otear la brumosa lontananza que ennegrece el futuro inmediato de la República.

En medio de la grave crisis en qué está el mundo, ningún gobierno tiene la estabilidad per se garantizada, si no construye su propia gobernabilidad o si no fortalece día a día su legitimidad, monitoreando permanentemente los acuciantes problemas, que se van presentando para analizar asertivamente sus causas y sus potenciales consecuencias.

Si el gobierno no se da cuenta que está gestionando la peor crisis sanitaria, social y económica en toda la región de los últimos 70 años, como bien lo explican los informes de la CEPAL, y cree que esto es fácil y efímeramente superable, se van a encontrar con el muro de la realidad, cuando le colapse el país en sus manos y eso todos los ciudadanos sensatos debemos de evitarlo, pero la mayor cuota de responsabilidad la tienen quienes ejercen el poder, los demás actores, lo único que podemos hacer es advertirles y aconsejarles por el bien de la nación.

Pero es que desde el mismo palacio se conspira contra su propia estabilidad, cuando en medio de tan tamaña crisis, como en la que estamos inmersos, se pretende sin haber dado resultados tangibles como gestión, procurar armar un proyecto reeleccionista que es el mayor desatino que se le puede ocurrir en medio de esta desgracia que a escala planetaria estamos viviendo, pero es que penosamente se reedita lo del año 2003 que sin condición alguna, parte de los mismos actores, quisieron imponer una reelección en medio de una situación económica calamitosa y los resultados electorales funestos están ahí y sus consecuencias fue 16 años de destierro del Palacio Nacional.

Lo peor es que no se detiene a pensar el anillo palaciego que si ese tsunami electoral que les llegó en el 2004 fue con problemas solo de factura local, imagínense ahora cuando las secuelas de la pandemia, la nueva guerra mundial hibrida y la falta de alimentos tiene a todos los gobiernos “patas arriba”.

Aspirar a quedarse en el poder a partir del 2024 sin pensar que les queda 2 años gestionando una multicrisis y que tienen que superar en números azules su administración de la cosa pública para poder con lógica aspirar a extender su contrato de arrendamiento de la mansión de Gazcue es la más suprema inmadurez de quienes nos gobiernan que los convertirá en autodestructivos.

La tormenta perfecta es, siendo claro, el peligro de que puedan surgir eventos que aborte la institucionalidad democrática, porque haciendo nuestra la frase del  analista internacional Moisés Naim “en el siglo XXI, el poder es más fácil de adquirir, más difícil de utilizar y más fácil de perder”, si el oficialismo lo cree imposible, que sepan que si se descuidan y se forma esa tormenta perfecta, pueden crear una crisis política-social de insospechadas consecuencias, porque si se repitiese lo de la poblada del 1984, gobernando el expresidente perredeísta, Salvador Jorge Blanco, con estas agitadoras e incontrolables redes sociales, no lo duden, el gobierno entrara de inmediato en arena movediza, que haría añicos la gobernabilidad y el desencanto ciudadano, y el aprovechamiento de insensatos sectores opositores que siempre los hay, pudiesen pedir que se vayan ya, y esa consigna sea asumida por la población, que desesperada atente contra los principios básicos de la democracia.

Estos son los elementos, que a mi criterio, si confluyen todos, pondrían en aprietos al Gobierno del Cambio, son los siguientes, veamos:

  1. Si se descuida ante la amenaza de que se extienda la crisis sanitaria, no sola con nuevas olas del Covid-19, sino de otras enfermedades que pongan en peligro la vida de los ciudadanos y no tenga el gobierno capacidad organizada y preventiva respuesta, ante eso que se avizora llegará;
  2. Si la crisis económica internacional recrudece y no le buscamos en unidad de nación formulas “a la dominicana” para enfrentarlas, estaremos ante una situación caótica, sobre todo si no hacemos un verdadero plan nacional de seguridad alimentaria;
  3. Producto de la crisis económica de manera axiomática, llegará una situación de tensión social estaría obligado el gobierno a fortalecer sus vínculos con el pueblo llano, a través de las organizaciones de base (juntas de vecinos, iglesias, asociaciones de desarrollo) no a las de élite, porque en crisis populares el pueblo no escucha a la sociedad civil perfumada, para ello necesita rostros que tengan credibilidad y acceso a dialogar con los líderes locales, para junto a ellos buscar mínimas, pero prácticas soluciones a los problemas que acogotan a la población;
  4. El Gobierno del Cambio tiene que arreglarse con la dirigencia media y de base de su partido, que no se siente tomada en cuenta, y que no defenderá la gestión gubernamental, muy por el contrario, hoy son los más ácidos críticos de la gestión de su propio gobierno, el tren gubernamental está lleno de adversarios, de oportunistas, de amigos de ocasión, de familiares y de inversionistas electorales, y estos por su comportamiento pendular, llegadas las horas bajas del oficialismo no respaldarán las iniciativas presidenciales;
  5. Las instituciones públicas, seamos sinceros, están semiparalizadas desde hace dos años, producto del fantasma de la corrupción que ha ralentizado todos los servicios que ofrecen, se niegan los funcionarios a firmar por inocuo que sea cualquier documento, permiso…nada de lo realizado en gestiones anteriores se le está dando la obligada continuidad de Estado, y todas las necesarias decisiones se postergan por temor, los incumbentes a que se les acuse de connivencia o corrupción, y es que desde las mismas instituciones de regulación, vigilancia o supervisión se les vive acosando y no los dejan actuar, y eso ha creado una sensación de ineficiencia, que se traduce en negación de derechos y en un caótico servicio a la ciudadanía, llevándonos hacia atrás a etapas que creíamos superadas;
  6. El gobierno no se parece al pueblo y el que entra al Palacio Nacional cree que está en la Casa Rosada, en un país donde el 90% son mulatos, mestizos y negros, la pirámide gubernamental está invertida y eso no le hace gracia ni a la ciudadanía y mucho menos a su propio partido, cuyo líder histórico es un negro, cuando los funcionarios no se parecen a su pueblo, le crean desconfianza a la población popular, que al fin y al cabo es la que le da estabilidad a los gobiernos;
  7. Lo que el gobierno le está entregando a los beneficiarios de los programas sociales no les da ni para comer dos días, por eso le empeñan las tarjetas a los colmaderos, porque para comer una semana le tienen que empeñar tres meses la misma, con el costo de los alimentos, lo mínimo que se le puede asignar a una ama de casa en estado de vulnerabilidad es por lo menos 100 dólares en moneda nacional, para que ese auxilio sea un respiro a su inaguantable situación;
  8. El gobierno debe revisar el disgusto que existe en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional por el retiro y la desvinculación masiva que se ha hecho de oficiales jóvenes y preparados, que se han echados para la calles por asuntos políticos, porque le sirvieron a los gobiernos anteriores, se cuentan por miles y eso es caldo de posibles situaciones de agitación en medio de las protestas ciudadanas que llegarán, ojo al Cristo, como diría mi buen amigo ido a destiempo, Hatuey De Camps;
  9. El gobierno tiene que restablecer un órgano, sino regulador como lo era la desaparecida Dirección General de Precios, por lo menos supervisor de los mismos, en acuerdo con las juntas de vecinos, porque toda la cadena de distribución comercial se están aprovechando de la crisis y están obteniendo excesivas ganancias, y es inverosímil lo que está pasando en este país, hasta cuándo vamos a dejar en indefensión a este pueblo, hay agiotismo y especulación, además de la crisis que no podemos negar, pero aquí un sector empresarial y comercial que se están haciendo más ricos, a costa de la desesperación del pueblo, ¿y el gobierno no puede seguir permitiéndolo?;
  10. La seguridad pública no se puede garantizar sin el apoyo ciudadano, en vez de pagarle en sus casas a los miles de retirados de nuestros cuerpos armados y de los que están en servicio activo, el gobierno debiera en acuerdo con todas las juntas de vecinos de todo el país, establecer un plan de vigilancia perimetral, asignándoles a todos esos oficiales que están cobrando ociosos la responsabilidad patriótica a los mismos en estos momentos de emergencia, el gobierno no puede permitir que la delincuencia se haga dueña de los barrios y el temor se apodere de la ciudadanía;
  11. Hay que llevar comida a los barrios, activar el Plan Social, porque para amainar la delincuencia hay que llevar soluciones, igualmente a través del programa 14-24, hay que motivar económicamente a los jóvenes, para que estos puedan acceder al auxilio gubernamental, claro está, con condiciones para alejarlos de las malas influencias;
  12. La figura del Zar antidrogas en una necesidad para disminuir los puntos de drogas que existe en el país, y evite que en medio de tensas situaciones estos quieran financiar el disgusto por razones que políticamente todos entendemos, aunque no nos guste decirlo, hay que buscar formas parq que las OTD (Organizaciones de Tráficos de Drogas) dejen de estar envenenando a nuestra juventud, para garantizar por encima de todo, la tranquilidad del país, y tener que evitar el uso radical del poder represivo del Estado;
  13. El tema haitiano es de principal importancia, porque tenemos unos vecinos cuya instituciones están colapsadas y tenemos que unirnos todos para buscarle una solución de consenso, para eso tiene que haber un acuerdo patriótico y no electoralista de todo el liderazgo del país, no esperemos que la hambruna y la desesperación de nuestros vecinos insulares nos busquen un problema internacional mayor, hay que asumir políticas prácticas, primero de identificación de todos los nacionales haitianos en nuestro territorio, de vigilancia total de nuestra frontera y a la vez de auxilio con cooperación internacional, además de la de nosotros, con la población haitiana para garantizar que le llegue lo mínimo, para evitar que por hambre se decidan en masas cruzar hacia acá y por protegernos como es natural, nos veamos como abusivos, cuando la estructura militar nuestra tenga que responder para defender la integridad territorial;
  14. El gobierno en medio de esta situación de excepción, necesita apoyo político para mantenerse, debe con sinceridad crear una relación efectiva con la clase política, inclusive con todos sus opositores, estos no son momentos para crear improductivas tensiones entre los actores del sistema democrático, hay que unir al país y lo correcto es que el gobierno haga partícipe a todo el liderazgo de sus decisiones, para que tengan más legitimidad y apoyo, el que en estos momentos priorice lo electoral a lo institucional no actúa con sensatez ni con patriotismo;
  15. Cuál es el objetivo que tiene, después de dos años, insistir en las famosas operaciones anticorrupción, estas deben seguir quitándoles espectacularidad, intención política dañosa, que deviene en conculcación de derechos de los procesados, la justicia debe seguir su curso normal, pero el gobierno debe dejar de insistir en que esta sea su estandarte, porque dividirá el país y al final, no le rentará más que problemas, porque de eso no obtendrá beneficio político electoral alguno, ya se muestran en todas las encuestas que el tema de la corrupción está en sexto y séptimo lugar en las prioridades de las gente, insistir en eso lo único que creará serán vendetas futuras, ya que los grandes beneficiarios de la gran corrupción no son los cuadros políticos; se ha comprobado que son los lobistas, los contratistas, los empresarios y los familiares oportunistas de los funcionarios;
  16. El gobierno no tiene recursos ni para obras ni mucho menos para subsidios generalizados, el gobierno tiene que ir en auxilio en medio de esta crisis de los más vulnerables, la clase popular y la clase media empleada que vive de un sueldo, los que reciben recursos suficientes para soportar la crisis y la clase pudiente que se resuelva sola, no necesita más de lo que el Estado le proporciona, el gobierno tiene que focalizarse en asistir a los que no pueden, a ellos es a quiénes les tiene que llegar la mano amiga del gobierno; y
  17. El gobierno pretende hacer cambios, pero no mejorará si estos funcionarios no los obliga el mandatario a hacer más empáticos con la población, más recíprocos con los de su partido, más humanos frente a las necesidades de los simples ciudadanos y más cercanos a la gente, para ello los tiene que autorizar y respaldar, que estos sean más resolutos, aunque tengan que auspiciar una ley de emergencia, pero con las trabas burocráticas y con organismos del propio Estado que no los dejan operar en paz, para resolverle a la gente, de nada le servirán estos cambios cosméticos, cuando lo que necesita el gobierno son verdaderos intermediarios sociales, que son los cuadros políticos y los líderes sociales de base, cosa que el popismo no representa.

Al presidente Abinader le quedan dos años de gestión si se dedica a gobernar y a sacar con soluciones pragmáticas al país de la crisis, una nación agradecida después le podría dar una nueva oportunidad, él es joven y podría volver a ser Presidente, pero si se deja llevar de aquellos que lo único que les importa es mantenerse en los cargos lo harán fracasar, porque aspirar a reelegirse de manera sucesiva ante esta crisis inédita es la peor sin razón que pudiese hacer el Presidente, que creo de corazón no lo hará, si comete el error de insistir en electoralismos inoportunos más que los resultados de las multicrisis termine en protestas callejeras, estaremos ante una crisis política de insospechadas consecuencias, que pondría en graves aprietos al Gobierno del Cambio antes del 16 de agosto del 2024, claro está, que aunque como opositor estaré al lado de la institucionalidad, pero los pueblos hastiados y desesperados son capaces de crear situaciones, donde oportunistas como siempre han habido en la historia, se quieran aprovechar.

Presidente, termine su gestión bien, ciérrele los oídos a los que le digan que se respostulé en estas tan adversas condiciones, consciente estamos que su partido, el PRM, querrá como es natural mantenerse en el poder, pero la reelección es poner a todo el gobierno al servicio de una causa electoralista, y eso es en estos momentos es simplemente imprudente, dedíquese a cuidar que no se le forme una tormenta perfecta y termine sus funciones haciendo el mayor de los esfuerzos por hacer las cosas bien, y siempre pensando en favorecer las mayorías, deje que la providencia haga su trabajo y lo vuelva a poner de nuevo en un futuro en la carretera del triunfo, donde todos le reconozcan sus esfuerzos y resultados para sacarnos de esta megacrisis.

Presidente, haga que todos los ciudadanos dominicanos se sientan orgullosos de usted, no repita los fatídicos errores del pasado, cásese con la gloria, ¡y deje que en un futuro el destino y su pueblo agradecido, le paguen!

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